Jacko, blame it on the boogie...

Desde luego como es la vida. Acaban de hacer oficial que se ha muerto uno de los personajes mas influyentes de la historia de la música. Vaya tela. Nunca se habitúa uno a este tipo de noticias, parece que estos mitos andantes van a durar para siempre. Todavía esta caliente lo de nuestro Antonio Vega, y ahora va y se nos muere Michael Jackson.

El caso es que este muchacho también ha llevado una vida algo disoluta. Pero no es el momento de hablar de su extraña enfermedad de pigmentación de la piel, o de su megalómano parque de atracciones o de su afición por dormir abrazado a niños pequeños. Estaría feo, porque como ha muerto, nos tenemos que quedar con el artista y no con el infame personaje que era. Ya sabéis como funciona esto.

Así que voy a seguir a pies juntillas el protocolo y no voy a darle mucha caña al pobre. Pero eso si, agárrense fuerte que en unas horas tendremos en las televisiones unos resúmenes altamente cínicos, condescendientes e hipócritas, acerca de este personaje, que hace no mucho era crucificado y vilipendiado por la mayoría de la opinión publica. Una lástima.


Nunca me ha gustado en exceso su época en solitario. Es cierto que tiene el disco que más copias ha vendido en la historia de la música, pero para mi eso no es ninguna credencial, solo demuestra que tenia un gran publicista llevándole la campaña de lanzamiento.

Así que si no les importa me voy a quedar con la fase que realmente me gustaba: los Jackson Five. Enciendan una vela y escúchense estos dos temazos, mientras piensan en el bueno de Jacko, y en el camino que hay entre el niño de los videos y el señor con mascarilla de sus últimas apariciones…





No puedo evitar poner esto. Simplemente resume su vida mucho mejor que cualquier cosa que pueda decir yo.



Otro más que enfila el camino de los vestuarios antes de tiempo. No se que pensar. Pero este señor, al contrario que muchos otros, no me ha dado ninguna pena. Nunca compré la historia del juguete roto.