Cada vez que miro al cielo tengo que bajar la cabeza porque me ha entrado una gota en el ojo, y pienso: joder, ya no se puede mirar al cielo. De verdad, estoy al borde de perder la poca razón que me queda. Necesito ver el sol.
Al imbécil que dijo lo de ‘año de nieves, año de bienes’ deberían aplicarle un castigo acorde con su infame ocurrencia, y dejar que muriera congelado o apaleado por un ejército de muñecos de nieve.
Es que tanta agua empieza a no ser normal ya. Ahora bien, como este verano me venga algún gilipollas de estos naturopatas o naturalistas o ecológicos o como ostias se diga (me refiero a esos que van por el mundo predicando cosas que luego ninguno cumple y que su mayor éxito se consigue porque son detenidos por las fuerzas del orden pertinentes), y me toque las narices con el tema de la sequía, corro el riesgo de perder los papeles y vestirle de torero ahí mismo.
Es todo mentira, el agua que ahorramos la vuelven a tirar al mar
Así que estoy cepillándome los dientes con el grifo abierto en señal de protesta. Además tiro de la cadena del baño de mi casa (y de la de los demás) por el puro placer que me provoca su sonido. El otro día no tenia ganas de lavar un vaso a mano y puse un lavavajillas entero (el ciclo largo, nada de mariconadas) solo con esa pieza. Ya no me ducho, siempre me baño. Y eso son las medidas que he tomado inmediatamente, pero tengo muchas más para el verano, que ya les iré contando. Y que alguien me diga algo.
Les dejo la canción mas adecuada para este momento. Y que canción amigos….